Los biólogos capturaron y cultivaron una especie de bacteria que, en su opinión, podría ser la creadora de la vida en la Tierra.
Estas bacterias antiguas, las arqueas, que forman parte de la estructura más grande en la clasificación de los organismos, se conocen como arqueobacterias. Su característica distintiva es la estructura de su cuerpo. Esto dio razón a los científicos para clasificarlos en una forma separada. Hasta hace poco, las arqueas se identificaban analizando sus muestras de ADN. Nunca se exhibieron en el laboratorio.
Los científicos de Japón pudieron aislar estas bacterias en el laboratorio. Para hacer esto, los microbiólogos tuvieron que recolectar muestras de lodo, que se encontraba en el fondo del campo hidrotermal, conocido como Locke Castle, que se encuentra en el Atlántico Norte. En muestras de este suelo, los científicos pudieron detectar fragmentos microscópicos del genotipo bacteriano de diferentes especies. De esta masa de bacterias, los científicos pudieron aislar un tipo de arqueas que se llamaba Lokiarchaeota (este es el nombre del lugar donde se descubrieron las bacterias). Les llevó 12 años de arduo trabajo. Informaron su descubrimiento en un artículo en una publicación científica.
Después de un tiempo, los científicos de otro laboratorio pudieron descubrir un tipo diferente de arqueas, probablemente. Como resultado de combinar estos dos tipos de arqueas, se creó la línea Asgard Archaean. El nombre de esta línea se tomó del nombre del área en la que vivían los míticos dioses nórdicos.Gracias a estos trabajos, los científicos tuvieron una oportunidad única de eliminar las arqueas dentro de las paredes del laboratorio y realizar varios estudios sobre ellas.
Para poder eliminar los microorganismos de los sedimentos limosos, los científicos necesitaban construir un biorreactor que recreara todas las condiciones de un campo hidrotermal y una alta concentración de metano. Las arqueas se colocaron en el biorreactor, donde podían crecer, desarrollarse y multiplicarse libremente. Este proceso tomó hasta 5 años. Después de eso, se tomaron muestras de microorganismos del biorreactor y se colocaron en tubos de ensayo con un medio nutriente. Solo después de 1 año los microorganismos dieron señales de vida.
Después de realizar un análisis genético de las arqueas, encontraron una línea del Lokiarchaeota caprichoso y exigente, que fue un gran éxito.
Un tema controvertido sigue siendo la determinación de la ubicación de estos microorganismos en el Árbol de la Vida. La mayoría de los científicos son unánimes en que esta línea de arqueas es el antepasado de los eucariotas.